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Vivir Entre Naranjos

Publicado en: Estilo y vida
De Carmen Yturralde
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Sumergirse en la magia de la naturaleza y la historia es posible en este rincón especial de Simat de la Valldigna, donde una casa encantadora emerge en un entorno verdaderamente privilegiado. Abrazada por las vistas panorámicas del Monasterio cisterciense de Santa Maria y enriquecida por el susurro distante del mar Mediterráneo, esta morada se alza como un tributo a la arquitectura que respeta su contexto y su entorno.

Enfrentando el reto de una topografía escarpada, el proyecto ha logrado una simbiosis perfecta entre la ubicación y la estética. En medio de una pendiente pronunciada, la vivienda se alza con gracia, desafiando la gravedad misma. El desafío aquí fue doble: crear una estructura armoniosa que se integre con la ladera y, al mismo tiempo, minimizar su impacto visual en el paisaje. Para lograrlo, se ha utilizado un lenguaje arquitectónico minimalista que permite que la casa parezca una extensión natural de su entorno. Sin embargo, lo que hace que esta casa sea aún más intrigante es su habilidad para ocultarse a la vista, utilizando la tradición local de muros de piedra seca que parecen abrazar y proteger la estructura.

El diseño no solo respeta el paisaje, sino que también rinde homenaje a las raíces históricas de la región. Más de la mitad de la edificación descansa oculta bajo los «bancales» históricos, antiguos terrazas que en el pasado fueron creados para albergar hileras de naranjos. Estos elementos del pasado se han convertido en un componente integral del diseño actual, evocando la rica historia agrícola de la zona y permitiendo que la casa se convierta en un eco moderno de la herencia que la rodea.

Caminar por este refugio es como explorar una convergencia entre lo antiguo y lo nuevo, entre lo natural y lo construido. Cada rincón de esta vivienda ha sido meticulosamente planificado para ofrecer no solo un espacio habitable, sino una experiencia estética y emocional. Las vistas panorámicas se enmarcan como obras de arte en sí mismas, cada habitación se convierte en un lienzo en blanco donde la luz y la sombra juegan su danza única, y la sensación de conexión con la naturaleza es omnipresente.

En última instancia, esta casa en Simat de la Valldigna no es simplemente una estructura física, sino una manifestación tangible del respeto por el medio ambiente y la historia que la rodean. Es un tributo a la belleza serena que la naturaleza y la arquitectura conjuntamente pueden crear.